ESCUDO DE LA II REPUBLICA

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viernes, 5 de febrero de 2010

DISCURSO INAUGURAL DEL MONOLITO

A LOS MUERTOS REPUBLICANOS Y REPUBLICANAS DEL VALLE DE POLACIONES


Como familiares directos de los homenajeados Maximino Gómez Gómez y Daniel Fernández Roiz, y familiares políticos de Arturo Noriega Fernández y Pilar Gómez Lombraña -creemos que en nombre de todos-, queremos agradecer la presencia de todas las personas y grupos que se han adherido a este acto, y os hacemos llegar la siguiente aportación:

Hoy, domingo, 13 de agosto de 2006, reunidos en torno a este monolito, es un día importante para todos nosotros y nosotras. Casi 70 años después, rememoramos a 16 republicanos, socialistas y comunistas, muertos por defender la II República española. Hijos todos de este valle de Polaciones, bosque virgen de la naturaleza, que tañe su "bandurria" con la fuerza de las gentes libres, icono de la profunda entraña del País cántabro.







Antes de nada, en nombre de las familias, queremos agradecerte, Antonio Ontañón, la aportación inestimable que tú has realizado para rescatar del olvido a tantos republicanos y republicanas de Cantabria, de entre los cuales, gracias a tu trabajo, hemos sabido referencias desconocidas sobre la muerte de parte de los que aquí estamos homenajeando.







En nombre de vuestros compañeros y compañeras políticos, de vuestros amigos y de vuestras familias, muertos republicanos y republicanas de este valle, con este acto pretendemos resaltar dos cosas. En primer lugar, recordaros personal y humanamente. Como hombres y mujeres que fuisteis asesinados en las orillas de las camberas, caídos en el frente, desaparecidos sin rastro en los campos de concentración o ejecutados sin compasión ante el pelotón de fusilamiento, se os negó la posibilidad de recibir una última despedida, un último adiós de los vuestros; no se os permitió tan siquiera recibir una digna sepultura. Vuestras viudas no pudieron tributar sus flores, vuestros huérfanos hubieron de crecer en el vacío de la ausencia, vuestros nietos no pudieron nunca retozar entre vuestros brazos. Sirva este acto, tanto tiempo después, como homenaje a vuestras vidas, de parte de todos los que os recordamos. Pero, en segundo término, queremos honraros también porque perdisteis lo más preciado, la vida, por una causa política noble: la causa republicana de la democracia, la libertad, la justicia y del autogobierno de los pueblos, de la Cantabria que ya entonces comenzó a elaborar su Estatuto para defender su identidad y autonomía. Y, en este sentido, nuestro reconocimiento va a servir para rescataros del olvido, retornaros a la Historia e inscribiros con letras mayúsculas en la lista de todos aquellos y aquellas que dieron su vida, que sacrificaron todo lo que eran, en favor del progreso y de los valores que forman parte de la cultura política de nuestra sociedad contemporánea.







Os hacemos este homenaje para reconocer lo que hicisteis y representasteis, y lo hacemos también porque las generaciones actuales tenemos la obligación de valorar vuestro sacrificio: lo hacemos, por tanto, para hacer justicia. No nos anima ningún afán revanchista, ni tampoco el resentimiento es el móvil de este acto. No, al contrario. Queremos cerrar las heridas, queremos que cicatricen los jirones abiertos en esta historia, haciendo precisamente lo que nunca anteriormente nos fue permitido: rendir tributo a los nuestros, a nuestros familiares, a nuestros amigos, a nuestros compañeros y compañeras políticos. Pero, al mismo tiempo, queremos significar, con la misma contundencia, que vosotros defendisteis la legalidad, frente a la cual se alzó un general y sus secuaces mediante un cruento golpe de Estado que dio origen a una guerra civil. Por esto, nuestro mensaje es también un mensaje de paz; de paz y reconciliación, porque toda guerra no causa sino muerte, separación y dolor. Queremos dejar claro que, en este valle de Polaciones, mientras en la época de ejercicio de las libertades democráticas republicanas nadie perdió la vida por motivos políticos, una vez establecida la "paz" de los que vencieron, los franquistas no tuvieron piedad ni misericordia; no se ablandaron ni tan siquiera en nombre de los principios de la civilización y de la religión que decían defender; al contrario: aplicaron una represión tan cruel que llevó al destierro, al exilio, a la cárcel y a la muerte a decenas de miles de republicanos y republicanas.







Nosotros, vuestras familias, hemos pasado buena parte de nuestras vidas, incluso desde nuestra infancia, musitando con miedo afirmaciones vagas, haciendo interrogantes inciertos, estableciendo suposiciones, de este cariz: "tu padre yace fusilado en Ciriego", "¿se sabe realmente lo que ocurrió con mi hermano?", "creo que mi tío murió en un campo de concentración", "a tu abuelo lo mataron porque era republicano". Ante estas vivencias, ¿cómo figuras del boato y la vida fácil, como una nieta del dictador ha afirmado recientemente, se atreven tan insensiblemente a acusar de que actos como este, que pretenden el reencuentro con los nuestros y con nuestra propia memoria, estén motivados por el "resentimiento" y la "revancha", cuando los vencedores, por su parte, han tenido la permanente posibilidad de exaltar y recompensar a los suyos e, incluso, actualmente, negarse a eliminar los símbolos y condenar un régimen criminal que nos generó tanto sufrimiento y dolor? ¡Olvidad!, nos sugieren, obviando que esto solamente lo hacen quienes se sienten derrotados o han perdido la dignidad. Ni lo uno, ni lo otro.







Este monumento lo hemos levantado con el esfuerzo de los familiares, amigos y simpatizantes, sin colaboración efectiva de carácter institucional. En un día como este, queremos dirigirnos a los que pudiendo estar aquí, no están; a los y las que debiendo "moralmente" estar aquí, no lo han valorado conveniente desde el punto de vista político. Respecto a los representantes institucionales, que sepan que en la Europa democrática los caídos del fascismo, del nacionalsocialismo y las dictaduras, reciben el homenaje de todas las instituciones y partidos políticos democráticos. Nuestros republicanos y republicanas no son sino los defensores de esta misma democracia contra un levantamiento y un régimen franquista que ejerció la mayor represión conocida en Europa en tiempos de paz, y que ha sido condenado recientemente por el Parlamento europeo. Respecto a los dirigentes de partidos por cuyos ideales perdieron la vida parte de las personas que hoy estamos homenajeando, permitidnos un humilde consejo: nunca reneguéis de los vuestros, no os avergoncéis de vuestros muertos, no os arrepintáis de dignificar a aquellos y aquellas que os antecedieron en la lucha por la democracia, la libertad y la justicia. Pensad que si ahora gozáis de las mieles del poder, en buena parte se debe al sacrificio de tantos militantes que, como los que hoy estamos honrando, os precedieron, en situaciones mucho más terribles que lo que pueda representar una derecha tan intransigente como la que hoy padecemos.







Para ir finalizando ya, queremos recordar a una persona que, desde el día 1 de julio, ya no está entre nosotros. Él tenía 16 años cuando fue detenido en septiembre de 1937 y a él le debemos gran parte de la información oral obtenida para la elaboración de este elenco de republicanos purriegos. Una de sus últimas ilusiones fue la de haber visto erigido este monumento, como forma de compensar parte del dolor que sólo sienten los que han perdido una guerra que no iniciaron y truncado un sueño de paz, libertad y justicia. Y no llegaste por poco, Luis Nicanor Gómez Lombraña, "rabelista purriegu republicanu". Allí donde estés, hoy, en un lugar destacado, te sentimos entre nosotros, celebrando con dignidad el honor de los nuestros.







Isidro Cicero Roldán, Daniel Fernández Roiz, Aniceto Fernández Terán, Maximino Gómez Gómez, Félix Gómez Gutiérrez, Domingo Gómez Lombraña, Joaquín Gómez Lombraña, Pilar Gómez Lombraña, José Gómez Oceja, Pedro Lombraña García, Víctor Lombraña García, César Morante Fernández, Ciriaco Morante Lombraña, Arturo Noriega Fernández, Pedro Roiz Polio y Nicolás Torre Torre, como republicanos y republicanas que venís de lejos sólo nos resta, al igual que el músico catalán Lluís Llach, pediros "perdón porque llegamos muy tarde, muy, muy tarde". No obstante, vuestra muerte y el sufrimiento de todos los desterrados, exiliados, represaliados y de los que padecieron la humillación y vejación del franquismo, no han sido baldíos. Os adelantasteis a vuestro tiempo y los poderes inveterados no os lo perdonaron. ¡Qué menos podemos ofreceros que este monumento, que os recuerde indeleblemente a lo largo del tiempo! Reposad para siempre con el consuelo de que nuestra sociedad se ha impregnado en parte de los ideales por los que vosotros ofrecisteis vuestra vida. Sentíos orgullosos porque, en vuestra descendencia, germina ya la semilla que tan valientemente sembrasteis con el ejemplo de vuestra lucha. Y como prueba de ello, os dedicamos este verso, tan sencillo como expresivo, recopilado del romancero popular por el poeta Rafael Alberti, y que dice así: " Republicana es la luna, Republicano es el sol, Republicano es el aire, Republicano soy yo."



¡A los muertos y a los héroes por la República y la Libertad del valle de Polaciones!







Gritad con nosotros:

¡VIVA CANTABRIA REPUBLICANA!

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